¿Quieres pasar el resto de tus días conmigo?

una fuerza incontrolable invade mi cuerpo cada segundo del día, hasta entonces no sabía de que se trataba, pero irte a un lugar no tan lejano donde no te puedas encontrar a nadie, donde puedas tumbarte encima de una enorme pradera mientras un suave viento hace que se formen unos pequeños enredos en tu cuerpo y donde puedas escuchar ese suave cantar de los pájaros, hace que tu corazón confienze, que tu mente escuche y que sientas unas mariposas en el estómago. Así me he dado cuenta de que eres tú quien controla esa fuerza que invade mi cuerpo, esa fuerza que hace que mi mirada no se pueda apartar de la tuya, que tu sonrisa se choque contra la mía y que me invada el deseo por besarte, pero a la vez esa fuerza me da inseguridad al no saber que debo hacer, desesperación y ganas de abrazarte.