-Cierra los ojos.
+Vale, ya.
-¿De verdad?
+Sí. Pero ¿para qué?
-Para que me escuches.
+¿Y por eso tengo que tener los ojos cerrados?
-Sí. Porque así me escuchas con el corazón.
+Vale. Dime.
-Te quiero. Te necesito. Todo contigo, nada sin ti. Mi corazón late por y para ti. ¿Y tú?
+Tú eres mi vida. Mi sonrisa. Mi razón de vivir feliz. ¿Y sabes qué? También te quiero. También te necesito. Y, en realidad, no tenía los ojos cerrados.
-Ah, ¿no?
+No. Porque tú eres lo único que veo; con los ojos abiertos o no.
+Vale, ya.
-¿De verdad?
+Sí. Pero ¿para qué?
-Para que me escuches.
+¿Y por eso tengo que tener los ojos cerrados?
-Sí. Porque así me escuchas con el corazón.
+Vale. Dime.
-Te quiero. Te necesito. Todo contigo, nada sin ti. Mi corazón late por y para ti. ¿Y tú?
+Tú eres mi vida. Mi sonrisa. Mi razón de vivir feliz. ¿Y sabes qué? También te quiero. También te necesito. Y, en realidad, no tenía los ojos cerrados.
-Ah, ¿no?
+No. Porque tú eres lo único que veo; con los ojos abiertos o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario