Somos víctimas de nuestra propia trampa.
El ser humano tiende a cometer los mismos errores una y otra vez, y somos capaces de ver lo que estamos sucediendo pero incapaces de encontrar la medida adecuada como para controlar esos impulsos que nos obliga a caer en la misera trampa. Somos la víctima de nuestra propia trampa.
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